Mi esqueleto

Es esos cortos sueños
en las noches en que apenas logro dormir,
mi esqueleto se me queja,
como un niño con dolor de oídos,
que despierta a sus padres, desconsolado y asustado
con el temor propio de un dolor nuevo.
Así me pregunta
si que hizo para sufrir esto,
por qué la carne y la piel no lo protegieron,
por que el dolor esta vez caló hasta él
pregunta a donde correr,
como escapar, que hacer,
lo que sea quiere intentar
para calmar tanto martirio.

Ja! Como si yo tuviera la respuesta…
pobre ingenuo, siempre un iluso,
no puedo ocuparme ahora de él.
Demasiado tengo con las quejas de mi corazón,
que se desangra por los rincones,
y que me aturde no solo en sueños,
sino en todos los momentos de silencio.
Y ni hablar de mis otros yo,
como mi lado soñador, mi lado optimista,
el pesimista, mi lado salvaje,
hasta mi lado lujurioso… que sólo pide carne
pero que ni a ése estoy como para atender…
Todos reclaman salir a la superficie, derrocarme,
convencerme, complotarse conmigo,
escapar o hasta incluso rendirse…

Y yo no sé que hacer…
por eso escribo, más no puedo hacer,
quisiera darle a todos los que habitan en mi
una justa solución, una tibia esperanza
o abrirles la puerta y que se vayan…
pero sé que eso es imposible, no hay escapatoria…
y tendré que pelear en nombre de todos…
otra no me queda…
después de todo,
“Lo mejor de nuestra piel
es que no nos deja huir.”

Arrancando

Arrancar es lo más difícil…

al menos para mi,

siempre me pasó…

y aunque a veces intente aumentar mi valor

con tragos de alcohol o vanas discusiones conmigo mismo

siempre me cuesta…

Esta vez tuve algo de ayuda,

alguna que otra voz alentadora…

más la propia necesidad de limpiar mi cabeza,

para sacar lo que no me deja seguir,

lo que me ata al desconsuelo,

lo que me tiene cautivo,

quiero sacarme el lastre

pero sin dejar de oir a mi corazón…

aunque suene contraproducente.


Arrancando a arrancar las malas hierbas

que dejé crecer en mi,

es mi idea de exorcisarme… de liberarme…

por eso tambien cuesta tanto.

Mi lado carcelero se niega a darme la llave,

sigo preso en mi…

pero mientras pase el tiempo,

y vaya sacando lo que alguna vez fue mio

y que ya no me pertenece …

iré acercándome a ese estado tan anhelado,

a ese tesoro tan preciado,

el estado de felicidad…

de genuina libertad…

de paz con uno mismo…

tengo mi propia llave… sólo que no la encuentro.


Siempre se arranca con un paso,

por mas chico que sea…

Lo importante no siempre es el arranque…

sino el no detenerse, y no menos importante…

el llegar a algún lado o a alguien.

Esta es mi segunda humilde intención,

llegar a alguien o a algún lado,

entrar con letras por los ojos

y sacudir por un segundo algun cerebro

o mejor aún…

un corazón.


Ya puse primera...